Bienvenido a la isla de Ávalon...

miércoles, noviembre 29, 2006

Esencia de sirena...


No se prodigan por estas aguas. La poca proliferación de navíos en los mares de Ávalon, no las atraen a nuestras costas.
Criaturas de una hermosura plácida, de largos cabellos que se posan sobre sus senos desnudos. Seres provistos de colas esbeltas y plateadas. Sus cánticos tan bellos como peligrosos. Entes que, tras su semblante templado y dócil, esconden una esencia cruel.
Caía la noche... y allí estaba ella.
Recostada en la arena, exhausta.
Temblaba... su tez era blanca, su melena rojiza y sus ojos verdes, ojos que reposaban sobre unos rasgos que rozaban la perfección.
Me acerqué a ella despacio. Parecía asustada.
Me observaba, al principio con temor. Más tarde, su semblante se relajó. Pero su mirada seguia siendo inmensamente triste. No hubo palabras. Tan solo la serenidad del fin.

Ella se desvaneció entre la espuma. Y pensé que si algún día había habido maldad tras esa mirada, desapareció con la agonía.

martes, noviembre 21, 2006

***

Eran las ocho y cuarto. Si no se daba prisa iba a llegar tarde. Tenía que pasar por casa antes de dirigirse al restaurante donde habían quedado. Ella odia la impuntualidad. Puede pasar por alto otros defectos, pero que la hagan esperar o algo peor ser ella quién se retrase, la exaspera.
Pues bien, entre ese factor y que circulaba absorta en sus cosas, no se percató de que el vehículo que circulaba delante suyo frenó de manera imprevista. Frenó, pero no fue suficiente. La moto por un lado, ella por otro, el bolso, el porta documentos y su sentido del ridículo todo en medio de la calle. Ningún mal mayor.
De repente, apareció él. Treinta y pocos, alto, moreno, pelo ondulado y no muy corto. La cogió del brazo suavemente y la ayudo a incorporarse. Ella le agradeció el gesto y entre los dos izaron la moto. Tras interesarse por los daños físicos, insistió en acompañarla hasta la acera. Ella intentando restablecer el orden de todo aquello, se apresuró a darle las gracias de nuevo corroborándole de que estaba bien. Él insistía en que compobrase que podía moverse con facilidad. Ella no podía creer que aquel gentilhombre ( tan atractivo, ¿por cierto... lo había mencionado?) le prestara tantas atenciones. Él la instó a que esperase un poco a volverse a subir a la moto. Lógico. Entre el susto, y la presencia agradable del apuesto-desconocido, la cara de Beatriz no debía tener desperdicio. Después de insistir en que se encontraba perfectamente, el desconocido se dio por satisfecho y prosiguió su camino.

Por cierto... fue entonces y no antes, que ella se percató que el vehículo en el que desapareció el ser encantador era una ambulancia, que por lo visto circulaba tras ella. Por consiguiente el joven apuesto...

En fin... siempre le quedará la duda que si la colonia que llevaba el susodicho, formaba parte del uniforme reglamentario. ;)

“Pocos ven lo que somos, pero todos ven lo que aparentamos”.
Nicolás Maquiavelo

miércoles, noviembre 15, 2006

Cíclope


Es a ti a quién se dirigen mis palabras
Son para ti mis deseos más puros.
Están hechos para ti esos amaneceres que algún día llegarán.
Son para ti esas sonrisas que arrancas de mí para desvanecer la oscuridad.
Para ti nace ahora, en algún lugar, esa alma gemela.
Es para ti toda la gratitud que guarda esa hechicera que no has visto.

Es para ti mi agradecimiento por acercarte a mí sin saber más.

"Reprende al amigo en secreto y alábalo en público."
Leonardo Da Vinci

martes, noviembre 07, 2006

Noche



Las noches son largas en Ávalon. Todo toma una dimensión especial cuando oscurece. Los silencios son mas silencios. Los sentidos, a flor de piel. La brisa suave me invita. El aire se enreda en mi pelo, como si Eolo acariciara mi nuca. Tendida sobre la arena, todo mi cuerpo se vuelve ligero. La humedad eriza mi piel. Miro al cielo y ellas están allí. Me dejo llevar. Las noto posándose sobre mí. Percibo su presencia.
Recorren mi cuerpo con una sutileza que me estremece.
Trazos invisibles. Caricias de cinco puntas.

Nada tan delicioso como un baño de estrellas...