Esencia de sirena...
No se prodigan por estas aguas. La poca proliferación de navíos en los mares de Ávalon, no las atraen a nuestras costas.
Criaturas de una hermosura plácida, de largos cabellos que se posan sobre sus senos desnudos. Seres provistos de colas esbeltas y plateadas. Sus cánticos tan bellos como peligrosos. Entes que, tras su semblante templado y dócil, esconden una esencia cruel.
Caía la noche... y allí estaba ella.
Recostada en la arena, exhausta.
Temblaba... su tez era blanca, su melena rojiza y sus ojos verdes, ojos que reposaban sobre unos rasgos que rozaban la perfección.
Me acerqué a ella despacio. Parecía asustada.
Me observaba, al principio con temor. Más tarde, su semblante se relajó. Pero su mirada seguia siendo inmensamente triste. No hubo palabras. Tan solo la serenidad del fin.
Ella se desvaneció entre la espuma. Y pensé que si algún día había habido maldad tras esa mirada, desapareció con la agonía.
Caía la noche... y allí estaba ella.
Recostada en la arena, exhausta.
Temblaba... su tez era blanca, su melena rojiza y sus ojos verdes, ojos que reposaban sobre unos rasgos que rozaban la perfección.
Me acerqué a ella despacio. Parecía asustada.
Me observaba, al principio con temor. Más tarde, su semblante se relajó. Pero su mirada seguia siendo inmensamente triste. No hubo palabras. Tan solo la serenidad del fin.
Ella se desvaneció entre la espuma. Y pensé que si algún día había habido maldad tras esa mirada, desapareció con la agonía.