Este año será el cuarto.
Ya han pasado doce meses desde nuestra última salida. Me voy cuatro días con mi hija a Viena.
Cierto día, pensamos que estaría bien irnos de viaje las dos solas una vez al año. Solemos hacer escapadas, pero siempre se nos apunta alguien.
Los tres viajes anteriores han sido fantásticos. Salimos con el firme propósito de dejar en casa la testarudez (ella) y los galones de sargento (yo), y nos limitamos a disfrutar de todos los momentos.
Sin discusiones, algo tan habitual entre padres y adolescentes.
Recuerdo que el invierno pasado en Rovaniemi, y tras una hora y media de excursión de moto de nieve por el bosque, me dijo;
Ya han pasado doce meses desde nuestra última salida. Me voy cuatro días con mi hija a Viena.
Cierto día, pensamos que estaría bien irnos de viaje las dos solas una vez al año. Solemos hacer escapadas, pero siempre se nos apunta alguien.
Los tres viajes anteriores han sido fantásticos. Salimos con el firme propósito de dejar en casa la testarudez (ella) y los galones de sargento (yo), y nos limitamos a disfrutar de todos los momentos.
Sin discusiones, algo tan habitual entre padres y adolescentes.
Recuerdo que el invierno pasado en Rovaniemi, y tras una hora y media de excursión de moto de nieve por el bosque, me dijo;
- Suerte que te llevaba delante y me has ido abriendo camino.
Hasta cierto punto ellos no son del todo conscientes, de que poco a poco ya se “abren camino” ellos solos. Con sus decisiones y su manera de afrontar la vida.
¿Cuántos viajes juntas nos quedan? No lo sé… simplemente aprovecho el presente.
Soy consciente que muy pocos… Hacerse más preguntas, no lleva a ningún sitio.
Beatriz