Rememorar...
Siempre he pensado que resulta muy fácil idealizar situaciones y hasta incluso personas.
Aquello que un día nos pareció maravilloso, una situación irrepetible, queda en nuestra memoria, y el tiempo y las vivencias posteriores se encargan de que eso obtenga un peldaño más en el pedestal. A veces, el tiempo juega malas pasadas... y no porque aquello idealizado no sea tan maravilloso como lo era antes, sino porque nosotros hemos cambiado y no nos produce las mismas sensaciones.
Lo que resulta tremendamente emocionante es poder revivir momentos, y comprobar que son tal cual los recordabas. Has madurado, seguramente ves la vida de otra manera, has conocido mucha gente, y te has tomado muchos capuchinos... pero todo y así, sigues pensando que es lo mejor. Si además, esos momentos los ofrecen personas fascinantes, clasificarlos como emotivos es del todo insuficiente . Gente que ha nacido para compartir, para dedicar una parte muy importante de su vida y de su tiempo en hacer que los demás se sientan bien. Siempre pensando en los otros. A veces esas personas no son conscientes de lo felices que se sienten los que les rodean.
Sin esfuerzo y con el corazón. Un corazón enorme, con sitio para todas y cada una de las personas que forman parte de su mundo. Y aunque ya lo sabías, te conmueves al comprobar que sigue habiendo un rinconcito, con el cartel de “Reservado”.
Beatriz