Bienvenido a la isla de Ávalon...

lunes, noviembre 10, 2008

esto se hunde...


Sí, se hunde… o mas bien, se hundió.

No soy capaz de retomar Avalon. No tengo ni tiempo y excesivas ganas. Todo tiene un final y esto ya se acabó.

Os agradezco vuestra compañía durante todo este tiempo. Ha sido muy grato poder contar con vuestros comentarios.

Procuraré veros en la blogosfera.

Un placer


Besos cariñosos para las damas
Besos intemperantes para los caballeros
Morgana / Beatriz

domingo, octubre 12, 2008

Estrellas desde Ávalon


Le pedí a mi amigo el Cazador de Estrellas, que tuviera a bien de dejar un post en la isla. Siempre me ha gustado su manera de relatar y me agrada la idea de poder compartirla con la gente que se pasea por aquí.


Gracias por permitirmelo... y recuerda, todavía tengo mucho que aprender sobre ellas.


Morgana


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¿Quién no lo ha hecho alguna vez?
Estas ahí y te acompañan en un instante de soledad, en un momento de tristeza, en un amago, un suspiro, un deseo de comprenderlo todo sin conseguirlo ó en una necesidad ferviente de sumergirte en el olvido para no intentarlo.
No dicen nada, simplemente están, y aún así, por algún extraño motivo, siempre nos cautivan provocándonos una enorme sensación de intriga. Miente, el que diga lo contrario ó quizás, es que nunca lo ha probado.
Cada noche, soberanas y altivas en su característica y peculiar individualidad, con un gesto de sano orgullo y superioridad, nos hacen ver que somos algo insignificante y efímero a la vez, que estamos y no somos ó que somos y no estamos. Nos preguntamos si venimos de ellas, si vamos a su encuentro ó si quizás simplemente, compartimos un mismo destino.
Inalcanzables y siempre admiradas, con ese poder especial para causar alguna sensación al ver su cintileo desde millones de años luz, sin que seamos conscientes de que quizás, en este momento, ya no existen y lo que en realidad vemos, no es más que un efecto del tiempo. Sin embargo, de una forma u otra, perduran a lo largo de las edades. Quizás sea lo más parecido a un ente inmortal, a vivir eternamente.
Nos mueve el afán por lo desconocido. Aún sin saber muy bien por qué, estamos seguros de que encierran algo más de lo que muestran. Lo que nos hace saltar el corazón lo comparamos con ellas, en su regazo cobijamos lo que más queremos y las regalamos a ese alguien especial con el afán de que protejan eso que consideramos más preciado, como un caballero que anhela batirse por el honor de su princesa.
¿Estamos en lo cierto ó simplemente creemos en algo para explicar lo que no entendemos?
Acaso importa?…


El Cazador de Estrellas

martes, septiembre 30, 2008

de regreso...


"No son los deberes los que dan a un hombre la independencia: son los compromisos."


En cualquier caso, deberes o compromisos... habiéndome liberado un poquito de ellos, me gustaría volver a dedicarle algo de tiempo a la isla.


Espero y deseo que, si queréis, nos sigamos viendo por aquí.


lunes, junio 09, 2008

Paciencia...


Tal y como prometí a la dueña de este espacio continua con este post una serie dedicada a las virtudes, comenzada como recordareis por la aclamada Templanza.

Este post trata de una virtud muy necesaria en nuestros días, la paciencia. Su definición según Wikipedia es:

“La paciencia es la aptitud que lleva a algunos homínidos (Bonobos y Humanos) a poder soportar cualquier contratiempo y dificultad. De acuerdo con la tradición filosófica, "es la constancia valerosa que se opone al mal, y a pesar de lo que sufra el hombre no se deja dominar por él"

Así, puede decirse que el paciente va haciéndose fuerte poco a poco, mientras que el fuerte sabe ser siempre paciente. El ser paciente requiere de un incremento en la fuerza cuando ésta, por lógica natural, decae.

En la Biblia es la espera confiada en la intervención liberadora de Dios; paciencia cristiana quiere decir, así, perseverancia en la esperanza. Su opuesto es la ira.”

Declaro en voz bien alta, que de todas las virtudes que me vienen a la mente es la que más alejada se encuentra de mi carácter, la que más me cuesta conseguir y la que más me desespera no tener.

Paciencia con los hijos, con tu pareja, con tus padres, con la sociedad, con tu equipo de futbol, pero fundamentalmente contigo mismo.

Porque no hay cosa más difícil que contar hasta diez en una situación en la que sabes que la culpa es tuya y solo tuya.

La paciencia es algo que puede aprenderse? Cómo? Cuando? A costa de qué? Compensa?

Ilústrenme queridos lectores porque créanme que necesito una buena dosis de esta virtud y cada día más.


David

lunes, mayo 19, 2008

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¿Te dice algo mi mirada?



No olvides nunca que el primer beso no se da con los labios, sino con los ojos...

martes, mayo 13, 2008

Dos años




Veinticuatro meses hace que abrí el blog.


Nunca había tenido ninguna inquietud por escribir. En realidad, no sé si realmente existe. Simplemente me pareció divertido. Amparado en el anonimato, cualquier cosa vale ¿no? El estar “oculto” es lo que tiene, te libera de la presión y te dejas llevar.

Realmente, ha sido una grata sorpresa que la isla cuente con visitantes asiduos.

Gracias a todos… con una mención especial a mis dos primeros huéspedes; el último habitante del planeta y Wolffo.

Es un placer teneros paseando por aquí.

lunes, marzo 31, 2008

Templanza

Aquí os dejo con esta fantástica reflexión, que ha tenido a bien escribir para la isla mi gnomo preferido.

David, ya sabes… esta es tu casa. Un placer que hagas uso de ella cuando gustes.

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En cierta ocasión, me vi sorprendido con una frase de Morgana en la que utilizaba la palabra intemperante, la cual hace referencia a la templanza.

Si buscamos en el Diccionario de la Real Academia templanza es su acepción religiosa es: Una de las cuatro virtudes cardinales, que consiste en moderar los apetitos y el uso excesivo de los sentidos, sujetándolos a la razón.

Wikipedia la define con mayor detalle de la siguiente manera, para la doctrina cristiana, es la virtud moral que modera la atracción de los placeres y procura el equilibrio en el uso de los bienes creados. Asegura el dominio de la voluntad sobre los instintos y mantiene los deseos en los límites de la honestidad.

La persona moderada orienta hacia el bien sus apetitos sensibles, guarda una sana discreción y no se deja arrastrar ‘para seguir la pasión de su corazón’ (Si 5,2; cf 37, 27-31). La templanza es a menudo alabada en el Antiguo Testamento: ‘No vayas detrás de tus pasiones, tus deseos refrena’ (Si 18, 30). En el Nuevo Testamento es llamada ‘moderación’ o ‘sobriedad’, tal como se afirma en la Carta Paulina ‘(debemos) vivir con moderación, justicia y piedad en el siglo presente’ (Tt 2, 12)[1] . Viene de la palabra templo, y nos lleva a considerar nuestro cuerpo como un templo.
Se puede decir que La Virtud de la templanza es la virtud que nos capacita para controlar y canalizar correctamente nuestras tendencias. La virtud de la templanza representa el término medio entre el desenfreno y la insensibilidad.

Para unos, un comportamiento es conformarse a unas reglas, pero no sólo es esto. La ética es un dinamismo interno del sujeto. La templanza no es meramente dominarse y moderarse, sino que es una discreción ordenadora en orden a la armonía y perfección del interior del hombre. Ordenar por la templanza no sólo significa suprimir, sino armonizar.

Cabría distinguir dos tipos de "templanza": la natural y la que se califica como virtud cardinal (que es la definida por el Rae y Wikipedia).
La primera se refiere al dominio, principalmente, del gusto y del tacto (son los dos sentidos más afines con esta virtud) que impone la razón, de forma que el hombre y la mujer se guíen por la moderación y no sean esclavos de los placeres sensibles. Cabría denominarla "templanza natural", la cual debe estar presente en la vida de todas las personas, pues, de lo contrario, su conducta sería dirigida por el instinto, lo que les acercaría más o menos a la existencia de los animales. El filósofo latino Cicerón definía esta templanza natural como "dominio firme y moderado, impuesto por la razón sobre la concupiscencia y demás ímpetus desordenados". Esta "templanza natural", se puede invocar y practicar por motivos bien diversos y algunos son bastantes fútiles. Es el caso, por ejemplo, de cuantos se privan del placer de comer y de beber para mantener un canon discutible de belleza, o la de quienes rehúsan ciertos placeres sensibles para mantenerse "puros" en una sociedad que califican de desordenada. Otras veces se vive la templanza a causa de algún criterio médico válido: es preciso abstenerse de ciertos placeres por motivos de salud, etc.
Por el contrario, la templanza cristiana es la virtud cardinal que orienta y modera la tendencia a los placeres sensibles para que la persona se mantenga dentro de los límites que le señala la fe.

Llegados a este punto, cuantos de nosotros tenemos presente esta templaza cristiana en nuestra toma de decisiones diaria? pocos dirán ustedes. Y cada vez menos desde el momento en el que la religión (o mejor la fe) ya no es el eje conductor de nuestra toma de decisiones. Pero independientemente de nuestra fe o carencia de ella, ¿no disponemos de unos principios que hagan de la templanza una “virtud” en nuestra vida diaria?
¿Cuantos de vosotros la tienen presente cada día? ¿Cuantos rechazan las tentaciones pese a saber que puede desequilibrar nuestra existencia? ¿En qué programa de estudios para la ciudadanía se imparte la necesidad de tenerla en cuenta, llamándola templanza o prudencia como también se la conocer?

¿Es el modo de vida actual el que impide o dificulta su aplicación o somos nosotros?, superados por el estrés diario cuando se nos permite disfrutar de un placer al que normalmente no tenemos acceso arrinconamos cualquier principio, virtud o como se quiera llamar, que coarta nuestras vivencias, nuestras experiencias.

Quizás existan dos Españas en cuanto a creencias religiosas, pero en cuanto a la virtud objeto de este post, me atrevería a decir que no existe más que una masa de ciudadanos que hacemos lo que podemos y la templanza (lo mismo que otras “virtudes”) solo es algo molesto que no tenemos en cuenta.